jueves, 26 de marzo de 2015

La concepción


En tres días se cumplirá un año del inicio de este poemario, tan travieso y con tanto seso que ha decidido no tomar el camino fácil y enseñarme algunas lecciones que debo llevarme entre pecho y espalda. Así lo ha decidido y como hijo que lo considero, le haré caso a Khalil Gibran y respetaré y confiaré en su propuesta siendo, tanto como pueda, arco estable que lo lance como flecha viva.

El día 20 de marzo de 2014 escribí el primer poema de esta obra: Mancharte con Arte y a partir de ese día me sumergí en un proceso creativo presa de la alegría y del puro divertimento. Creo que esa es la clave del espíritu que habita en esta obra y que dio como fruto 17 poemas.

Hasta la fecha ninguna editorial ha mostrado su interés, lo cual, hasta cierto punto, entiendo. Está dirigido a una edad (a partir de 9 años) en la que, teóricamente, la poesía no les interesa y habla de ciertos temas de los que, en la práctica, es posible que a algunos adultos no les convenga que se planteen. Pero como Travieso (con seso), algunas personas y yo pensamos que estos poemas merecen ser editados, pues por esa sencilla razón, porque es nuestra voluntad,  vamos a transitar el incierto y excitante camino de la edición a través del Crowdfunding (micromecenazgo popular)

Mi ilusión es que los mecenas sean personas anónimas que de verdad vean interesante y necesario el proyecto. Sé que algunos familiares y amigos estarán encantados de colaborar pero no es esa mi idea. Por ello, ahora mismo estoy en el proceso de buscar mails y contactos de colectivos y personas afines con el ideario de Travieso (con seso). También estoy redactando los textos que verán las personas cuando entren a la plataforma crowdfunding y empezando a pensar en todo el tema de las recompensas y demás. Este blog también forma parte de dar el máximo de información sobre el proyecto una vez que la campaña sea lanzada. 

Así pues, Travieso (con seso), me está invitando a tomar el camino difícil y yo, le acepto la invitación, porque como dicen los chinos en su famoso proverbio "los caminos fáciles no llevan lejos" y yo, a mis 43 años, doy fe de ello.




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